Esta semana el medio online El Confidencial reportó que la comunidad china en España rechaza la vuelta presencial a las aulas, planea desafiar al gobierno negándose a llevar a sus hijos al colegio y exigen que se incluya la opción de clases online.
Para defender su postura han elaborado un documento que presentarán a la dirección de los centros escolares donde cursan estudios sus hijos y además han remitido un escrito al Defensor del Pueblo.
Los representantes legales de la comunidad china alegan que “hay un descontrol evidente. No se está gestionando bien la crisis [sanitaria] y lo que no se puede hacer es poner en riesgo a los menores“, explicó a El Confidencial Carlos Ma, vicepresidente de la Asociación China de Derecho en España.
El medio online también destacó, en una noticia fechada el 1 de junio, que esta misma asociación ya emitió otro escrito al Defensor del Pueblo el 6 de marzo denunciando la “omisión grave” que el ministerio de Sanidad español está cometiendo al no tomar medidas suficientes para, según ellos, proteger a la población del nuevo coronavirus que, por esas fechas, ya había sumido a Italia en un caos sanitario sin precedentes.
Que un grupo de padres se preocupe por la salud de sus hijos no es que sea normal, es que es lo deseable, digno de admiración y respeto. Pero que esta postura tan desafiante hacia las autoridades educativas españolas provenga de los ciudadanos de uno de los regímenes autoritarios más represores y controladores del mundo, llama poderosamente la atención.
Hablamos de la dictadura del Partido Comunista Chino, que lleva décadas imponiendo a los padres cuántos hijos pueden tener y obliga a abortar, incluso en avanzados estados de gestación, a las madres que exceden el cupo permitido que, actualmente, es de dos hijos por mujer.
Es por tanto realmente sorprendente que estos mismos ciudadanos hayan desarrollado el valor de enfrentarse a las autoridades españolas de manera tan organizada y contundente, a menos, claro, que haya algo más detrás que no vemos.
La comunidad china y el PCCh
La Asociación China de Derecho de España (ACDEspaña) asegura en su web que su misión es “difundir los conocimientos de Derecho para fomentar el cumplimiento de toda la Comunidad China en España“, defender “los derechos e intereses de toda la Comunidad China en España“, ayudar a “toda la Comunidad China en España para lograr su arraigo social” y potenciar “la imagen de la Comunidad China en España“.
Lo primero que salta a la vista en la misión de esta asociación sin ánimo de lucro es la palabra “toda” delante “Comunidad China”, dejando claro desde el comienzo su ámbito de actuación es la totalidad de la comunidad china y sugiriendo que no existe ninguna disidencia en este colectivo residente en un país democrático como España.
Perocabe preguntarse: ¿lo hace de motu propio o está siguiendo instrucciones directas del régimen chino?
De acuerdo con un informe publicado en agosto de 2018 por la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad Estados Unidos, el control y utilización de las comunidades chinas en el extranjero es una táctica habitual del Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD por sus siglas en inglés), una poderosa herramienta heredada de la Unión Soviética por Mao Zedong y rescatada por el actual líder chino, Xi Jinping.
“Para llevar a cabo sus actividades de influencia en el extranjero, el UFWD dirige el ‘trabajo de los chinos en el extranjero’, que trata de coaccionar a los individuos y comunidades de origen chino que viven fuera China, mientras que otras organizaciones afiliadas clave, guiadas por la estrategia más amplia del Frente Unido de China, llevan a cabo operaciones de influencia dirigidas a actores y estados extranjeros”, reveló el informe.
“Algunas de estas entidades tienen conexiones claras con la estrategia del Frente Unido del PCCh, mientras que la vinculación de otras es menos explícita. En la actualidad, las organizaciones relacionadas con el Frente Unido desempeñan un papel cada vez más importante en la política exterior más amplia de China bajo la dirección del presidente de China y secretario general del PCCh Xi Jinping”.
“La naturaleza de la labor del Frente Unido consiste precisamente en buscar influencia a través de conexiones difíciles de demostrar públicamente y en obtener una influencia que está entrelazada con cuestiones delicadas como la identidad étnica, política y nacional, lo que hace que quienes tratan de identificar los efectos negativos de esa influencia sean vulnerables a las acusaciones de prejuicios“, aseguró el informe.
Y es que el régimen chino considera la influencia en la política interna de los países del mundo como parte clave de su política exterior y, gracias al músculo financiero y tecnológico que ha desarrollado en los últimos años, no escatima recursos ni se limita a medios legales.
En este sentido, el director de Inteligencia Nacional de los Estados Unidos, John Ratcliffe, aseguró en agosto a Fox News que China representa “una mayor amenaza a la seguridad nacional que cualquier otra nación”, y detalló una red de amenazas que incluye “influencia e interferencia electoral”.
Fox News compartió las conclusiones de un informe publicado este mes por Graphika, que detalla cómo las cuentas de redes sociales de la red de spam político pro chino Spamouflage Dragon comenzaron a publicar videos en inglés que atacaban la política estadounidense y la administración Trump en junio, tratando de despertar un sentimiento anti americano.
“A China le preocupa que la reelección del presidente Trump lleve a la continuación de políticas que perciben como ‘anti China'”, explicó Ratcliffe, y señaló que la comunidad de inteligencia ha informado a “cientos de miembros del Congreso” para que planteen sus preocupaciones sobre China “y sus crecientes esfuerzos para impactar el clima político de Estados Unidos a su favor”.
Precisamente hoy se ha hecho público que el máximo representante de la diplomacia del PCCh, Yang Jiechi, tiene previsto visitar Grecia y España esta misma semana. Según el medio South China Morning Post, la dictadura china estaría tratando de evitar un “un mayor reequilibrio estratégico europeo a favor de Estados Unidos”.
El control de la narrativa
Desde el inicio de esta crisis sanitaria, y con el respaldo incondicional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el régimen chino ha marcado el paso sobre cómo había que combatir el nuevo coronavirus que, debido a su ocultación y negligencia, se extendió por todo el mundo.
Fueron las autoridades sanitarias chinas quienes, en base a solo tres autopsias, recomendaron los letales tratamientos con respiradores que costaron la vida a cientos de personas.
Durante las primeras semanas de la pandemia, las autoridades sanitarias en todo el mundo, siguiendo las recomendaciones de la OMS, prohibieron hacer autopsias a los fallecidos por COVID-19. No fue hasta que en abril un equipo de médicos italianos desoyó la prohibición y realizó 500 autopsias que se descubrió que el tratamiento con respiradores estaba matando a más gente que la propia enfermedad.
Fue también el régimen quien vendió a occidente que, por primera vez en la historia de la medicina se confinara a las personas sanas, a costa de la destrucción de las economías, especialmente los pequeños y medianos negocios.
Y Pekín no se limitó a recomendarlo a través de los canales reglamentarios como la OMS, con el apoyo de los medios de comunicación de masas de todo el mundo.
El régimen fue un paso más allá y emprendió una macro campaña en redes sociales con el objetivo de sembrar el pánico a nivel mundial y manipular a la opinión pública para que esta exigiera a sus gobiernos que adoptaran las mismas extremas medidas que en China.
Una investigación del New York Times reveló que el régimen chino habría emprendido una gigantesca campaña en Twitter para presionar a Italia a imponer el confinamiento con la intención de que el resto del mundo siguiera el ejemplo, como así sucedió.
Y esta campaña se desarrolló a todos los niveles posibles.
El director del FBI estadounidense, Christopher Wray, aseguró el 7 de julio durante una conferencia en el Hudson Institute que:
“… hemos escuchado de funcionarios federales, estatales e incluso locales que los diplomáticos chinos están pidiendo agresivamente apoyo para el manejo de China de la crisis del COVID-19. Sí, esto está sucediendo tanto a nivel federal como estatal. No hace mucho, tuvimos un senador estatal al que recientemente incluso se le pidió que presentara una resolución que apoyara la respuesta de China a la pandemia”.
Cada vez son más los científicos que denuncian que los confinamientos fueron errores monumentales que, no solo no han sido efectivos a la hora de evitar muertes en la población más vulnerable, sino que además han destruído las economías occidentales sumiéndolas en una crisis que no se recuerda desde la Segunda Guerra Mundial.
“… ha sido durante mucho tiempo una práctica en epidemiología, que aquellos que son infecciosos deben ser puestos en cuarentena y aquellos que son vulnerables deben ser aislados. Pero a aquellos que no son ni lo uno ni lo otro, que están sanos, se les deja seguir con su vida“, asegura el Dr. Knut Wittkowski, epidemiólogo alemán con 35 años de experiencia y profesor en la Universidad Rockefeller.
Sin embargo, en el momento de máximo caos en primavera, con los medios de comunicación de masas martilleando con la propaganda china, la gente del mundo aceptó que sus gobiernos confinaran a toda la población en sus hogares y se paralizara casi totalmente la actividad económica aun a costa de la ruina.
¿Por qué querría el régimen chino destruir su propia economía y las economías occidentales para combatir un virus que ha resultado no ser tan peligroso como inicialmente se pensó? La economía china depende de las exportaciones por lo que unas economías mundiales debilitadas no son buenas noticias para los fabricantes chinos.
El negocio de las mascarillas
Pero hay un detalle interesante, China produce el 90% de los medicamentos mundiales y la inmensa mayoría de material sanitario como mascarillas, guantes y equipos de protección individual (EPIs).
De hecho, tras enviar a las comunidades chinas en el extranjero a agotar las reservas de material sanitario y enviarlo a China en enero, el régimen monopolizó la exportación mundial de ese material que subastó a precios desorbitados.
Es posible que este sea uno de los motivos por los que China será la única gran economía que consiga cerrar el año con crecimiento positivo de su producto interior bruto, mientras el resto de países experimentará caídas dramáticas. Concretamente el PIB español se desplomará un 18,5%.
Solo España invirtió más de 1.000 millones de euros en material sanitario chino que, en muchos casos, resultó ser defectuoso e inservible.
¿Provocó el régimen chino esta pandemia para vender mascarillas y guantes? Es difícil de decir, pero lo que se puede afirmar rotundamente es que se benefició enormemente de ello.
Volviendo a España y la vuelta al cole, todo parece indicar que al Partido Comunista Chino le interesa continuar sembrando la alarma y el miedo en España en base a los cada vez más cuestionados ‘positivos asintomáticos’ en pruebas PCR catalogados por las autoridades como la tan anunciada ‘segunda ola’ de contagios.
La pregunta es: ¿será bueno para los españoles aquello que interesa al régimen totalitario que extrae órganos de presos de conciencia para venderlos, mantiene a millones de uigures en campos de concentración y ha pulverizado la libertad en Hong Kong?
Yo creo que cuanto menos habría que darle una vuelta a este asunto y preguntarnos, ¿quién se beneficia de la ruina económica de nuestro país y, especialmente, de nuestras pequeñas empresas?
Varios datos para la reflexión:
1. La comunidad china controla casi el 40% de los comercios minoristas en Madrid.
2. La población china creció un 500% en España entre 2001 (2754) y 2011 (175.813). Actualmente hay 202.000 residentes chinos en nuestro país.
3. Los chinos constituyen el 54% de los autónomos extranjeros en España.
