Es innegable que China es un actor importante en la prolongada y devastadora guerra entre Rusia y Ucrania de 2022. Funcionarios y expertos expresaron su presión o tuvieron expectativas de que China se comporte como ellos desean, pero hay que analizar los verdaderos motivos que hay detrás del juego del Partido Comunista Chino (PCCh). Para ello, es útil hacer una inmersión en la historia.
El libro de Mao Zedong de 1925 -Análisis de las clases en la sociedad china- comenzó diciendo: “¿Quién es nuestro enemigo? ¿Quiénes son nuestros amigos? Esta es la cuestión principal de la Revolución”. La frase, conocida por generaciones de chinos, proporciona la clave para entender la estrategia y la táctica del PCCh a lo largo del siglo.
Para derrotar a un enemigo, el PCCh se alió con cualquier partido, incluso con los infames, para formar el llamado “frente unido”, con el fin de debilitar, distraer o dividir al enemigo. Cuando el momento no les fue favorable, se acumularon silenciosamente, pero permanecieron ocultos mientras se fortalecían y esperaban el momento oportuno. Cuando fuera el momento adecuado, asestarían un golpe fatal. El engaño es necesario porque las ilusiones pueden confundir al enemigo.
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Un ejemplo clásico fue la guerra entre China y Japón de 1937 a 1945 durante la Segunda Guerra Mundial. El PCCh aprovechó el conflicto para hacer crecer su propia fuerza militar de forma masiva mientras consumió al máximo a su archienemigo, el gobierno de la República de China, bajo el Partido Nacionalista Chino (KMT por sus siglas en inglés) dirigido por el comandante en jefe Chiang Kai-shek.
Después de la invasión a gran escala de Japón, en septiembre de 1937, Mao Zedong llamó abiertamente a “todos los partidos y grupos políticos, así como al pueblo de todo el país, a organizar un ejército unido y un gobierno antijaponés de defensa nacional para una lucha común contra el imperialismo japonés”. Por el contrario, en una reunión de alto nivel del PCCh que celebró un mes antes, Mao aconsejó a sus compañeros: “No os dejéis engañar por el patriotismo y no vayáis al frente a haceros los héroes antijaponeses. Debemos saber que el daño de los aviones y la artillería japoneses será mucho mayor que el que nos hizo Chiang Kai-shek antes”. Mao ordenó a las fuerzas del PCCh que evitaran la confrontación directa con el frente japonés. En su lugar, les ordenó ir detrás de las líneas enemigas para participar en la guerra de guerrillas con la tarea de ampliar el territorio y las tropas del PCCh bajo su control.
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Bajo la bandera de la cooperación antijaponesa con el Kuomintang, el PCCh rebautizó a su Ejército Rojo y a sus tropas guerrilleras como Octavo Ejército de Ruta y Nuevo Cuarto Ejército, al tiempo que los puso bajo el control nominal del gobierno nacionalista. Ambos ejércitos del PCCh vestían uniformes nacionalistas, ondeaban la bandera de la República de China, tomaban armas, dinero y suministros, pero no recibían órdenes del gobierno del Kuomintang. En lugar de luchar contra los japoneses, apuñalaron por la espalda al comandante en Jefe, Chiang, lanzando implacables ataques contra las tropas del Kuomintang, cooperando de facto con la ambición japonesa de conquistar China.
Los historiadores, comparando y contrastando las fuentes japonesas y chinas, encontraron pruebas de la connivencia del PCCh con Japón. Mao instruyó a sus espías rojos para que vendieran la información militar obtenida del gobierno de Chiang Kai-shek al Ejército Imperial Japonés con el fin de incapacitar a las fuerzas del KMT. Después de que el PCCh se hiciera con el control de la China continental en 1949, Mao Zedong agradeció repetidamente a los invitados japoneses que le visitaban la invasión de Japón, afirmando sin reparos que, sin la ayuda de Japón, el PCCh no habría podido derrotar al Partido Nacionalista. En 1972, Mao devolvió el favor renunciando a las reparaciones de guerra japonesas.
A lo largo de los ocho sangrientos años, el gobierno del Kuomintang luchó en más de 20 campañas a gran escala y en unas 1.000 batallas importantes, perdiendo más de 3 millones de soldados, entre ellos más de 100 oficiales de grado general. Todos sus barcos navales fueron hundidos, 2.500 aviones de guerra fueron derribados y 4.000 pilotos de la fuerza aérea murieron. Por el contrario, en 1945 el PCCh ocupó amplias zonas del norte de China y comandó una formidable fuerza de más de un millón de soldados, 50 veces su tamaño, en 1936.
¿El resultado? Cuando toda la nación, entre escombros y desechos, ganó por fin la dura guerra y no la necesitó más, llegó la guerra del PCCh. Con la ayuda de Stalin, después de años de esconderse, el PCCh derrotó al gobierno del Kuomintang en tres años.
Después de 1949, Estados Unidos se convirtió en el enemigo número 1 del PCCh. En el libro The Hundred-Year Marathon: China’s Secret Strategy to Replace America as the Global Superpower, el estratega de política exterior Michael Pillsbury escribió que China tiene una estrategia a largo plazo para subvertir el orden económico y político mundial liderado por Estados Unidos. El objetivo es sustituirlo por el comunismo en 2049, cuando se cumpla el centenario de la llegada al poder del PCCh en China.
El internacionalismo está en el ADN del comunismo. En los primeros tiempos, la Unión Soviética utilizó el internacionalismo ferozmente para hacer avanzar la esfera de influencia comunista en toda Europa. Mientras tanto, Mao hizo lo mismo, apoyando a las insurgencias comunistas en toda Asia. A partir de la década de 1990, Pekín se convirtió en el nuevo escaparate del movimiento, infiltrándose subrepticiamente en cada fibra de la sociedad occidental mientras intentaba llevar a cabo la revolución desde dentro.
Las tácticas pueden ser diferentes, pero el objetivo sigue siendo el mismo: dominar el mundo con la ideología comunista. El Partido Comunista Chino sigue siendo el partido marxista con el objetivo de desbancar al “viejo mundo” destruyendo todos los estados, naciones y clases, para “liberar a toda la humanidad” o, en palabras de Xi Jinping, construir una “Comunidad de Destino Común para la Humanidad”. Para lograrlo, el PCCh tiene que derrocar a Estados Unidos, el pastor del actual orden mundial. El PCCh es muy consciente de que un día el enfrentamiento final es inevitable. Por eso se está preparando para una ofensiva total contra Estados Unidos. Arthur Waldron, experto en China y profesor de la Universidad de Pensilvania, señaló en una audiencia en el Senado en 2004: “Los estadounidenses deberían entender que el nuevo ejército chino es el único que se está desarrollando hoy en día en cualquier parte del mundo que está configurado específicamente para luchar contra Estados Unidos”. (1)
La actual guerra entre Rusia y Ucrania permitió al PCCh jugar de nuevo sus viejos trucos. La guerra alivió al PCCh de la mayor presión internacional a la que se enfrentó desde la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la consiguiente pandemia de COVID-19, similar a la invasión japonesa que impidió con éxito que el gobierno del Kuomintang aniquilara al Ejército Rojo de Mao. Ahora Rusia, y no China, se convirtió en el enemigo número 1 del mundo. Mientras que las atrocidades en Ucrania han atraído la atención de todo el mundo, el PCCh se hace felizmente a un lado, potencialmente fuera de peligro. Incluso después de que la guerra termine y el polvo se asiente, Rusia seguirá siendo el centro de atención, al menos por un tiempo. Bajo la presión de las sanciones occidentales, el alejamiento por parte de Occidente de Rusia es una buena noticia para China. Moscú está ahora aún más en el bolsillo de China y dependerá de ella como nunca antes.
Sin duda, Pekín apoyará a Rusia de la misma manera que se confabuló con Japón en su día. ¿Qué mejor manera de distraer y ocupar a Occidente que con una guerra prolongada en Europa? Convertir a Rusia en un Corea del Norte de tamaño gigante causaría diez veces más inconvenientes a Occidente en comparación con la familia Kim. Si Rusia ya no puede ser el baluarte contra Occidente, entonces el propio PCCh se convertirá en el próximo objetivo. Liu Xin, un presentador del canal de televisión estatal chino ‘China Global Television Network’ (CGTN por sus siglas en inglés), al comentar sobre la amenaza de Biden a Xi si China apoya la guerra de Putin, dijo que la petición de Biden era como decir: “¿Puedes ayudarme a luchar contra tu amigo para que yo pueda concentrarme en luchar contra ti después?” En la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022, en febrero, China y Rusia declararon una amistad “sin límites” y una cooperación “sin zonas prohibidas”. A finales de marzo, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y su homólogo chino, Wang Yi, volvieron a prometer: “Ambas partes están más decididas a desarrollar las relaciones bilaterales y tienen más confianza en el avance de la cooperación en diversos campos”.
A diferencia de la invasión japonesa, que golpeó seriamente al gobierno del Kuomintang, la guerra entre Rusia y Ucrania hizo poco para dañar seriamente a EE. UU. Para Pekín, se necesita hacer más, como trabajar en otros países para aislar a EE. UU.
Durante una videoconferencia con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el 1 de abril, Xi Jinping dijo a los líderes de la UE que “formulen una política de China independiente” y “asuman un papel primordial para la resolución de Ucrania”. El mensaje subyacente era claro. La Unión Europea no debe seguir a Estados Unidos en la formulación de la política relacionada con China y la Unión Europea no debe ser el el hombre de confianza de Estados Unidos en relación con la crisis de Ucrania. Desconectar a la UE del redil estadounidense fue el objetivo a largo plazo del PCCh. Mientras tanto, el enfoque del palo y la zanahoria del PCCh con respecto a la política comercial en la UE, recorrió un largo camino. Desde 2021, la UE se convirtió en el principal socio comercial de China en términos de importaciones y exportaciones totales. Ahora que Rusia, rica en energía y con poder nuclear, se erige como la principal e inminente amenaza para la seguridad de la UE, China puede incluso aprovechar su relación con Rusia para influir en sus intereses europeos.
El 1 de marzo, las Naciones Unidas votaron una resolución que se opone a la invasión rusa de Ucrania y pide la retirada inmediata de las fuerzas rusas. India estuvo entre los 35 países que votaron en abstención. El PCCh fue lo suficientemente astuto como para aprovechar la oportunidad del desacuerdo de la India. Durante la anterior administración estadounidense, India fue un sólido aliado de Estados Unidos. Los dos países intercambiaron visitas de jefes de Estado, y el primer ministro Modi desarrolló una amistad con el presidente Trump. Para China, compartir 2.000 kilómetros de su frontera con un vecino que se asocia con su mayor enemigo, es motivo de preocupación. Con este telón de fondo, estalló el conflicto fronterizo entre China e India de 2020. Al ver nuevas grietas en la alianza entre India y Estados Unidos, Wang Yi, de China, se apresuró a ir a Nueva Delhi a finales de marzo para decir a India que “ambos países no deben permitir que (las disputas fronterizas) “definan o incluso afecten” los lazos generales”. No está claro si India captó el mensaje de Wang, pero Pekín seguramente manipulará la relación triangular Washington-Nueva Delhi-Moscú en su beneficio.
Estados Unidos y la UE amenazaron con sanciones al estilo de Rusia si China decide apoyar la guerra de Putin o invadir Taiwán. ¿Pero es un problema? Pekín es famoso por hacer promesas y nunca cumplirlas. Dejando a un lado las promesas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), ¿qué hay del acuerdo comercial de primera fase entre Estados Unidos y China firmado en 2020? China acordó “ampliar las compras de determinados bienes y servicios estadounidenses en 200.000 millones de dólares durante el período de dos años comprendido entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2021, por encima de los niveles de referencia de 2017”. Una vez transcurrido el periodo de dos años, China sólo compró el 57% de su compromiso original. Hasta ahora no hubo ninguna reacción por parte de la administración Biden. Si el PCCh puede salirse con la suya una y otra vez por no cumplir sus promesas, seguro que hará trampas una y otra vez. Cuando los ánimos se caldean, las garantías verbales son todo lo que se necesita para aplacar a los políticos occidentales.
Desde el nacimiento del Partido Comunista Chino, este sobrevivió gracias a la traición y prosperó gracias al engaño. Después de cien años, el PCCh se convirtió en un experto en fingir “frentes unidos”, en dominar el “divide y vencerás”, en perfeccionar su juego de “esconderse” y en refinar su engaño. Georg Hegel dijo una vez: “Aprendemos de la historia que no aprendemos de la historia”. Para hacer frente al PCCh de una manera que no sea ni demasiado simple ni demasiado ingenua, es vital que aprendamos de la historia.
Nota final:
(1) T estimonio de Arthur Waldron , Profesor Lauder de Relaciones Internacionales Departamento de Historia Universidad de Pensilvania https://www.globalsecurity.org/military/library/congress/2004_hr/040422-waldron.pdf
Este artículo fue publicado originalmente en China Scope el 29 de mayo de 2022.