España cada vez más cerca de convertirse en una provincia china

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Esta semana se han publicado tres noticias que, vistas de manera aislada, no despiertan mayor preocupación pero en conjunto dibujan un inquietante paralelismo entre el gobierno español y el régimen dictatorial chino y, no obstante, han pasado misteriosamente desapercibidas o han sido convenientemente ignoradas por los medios españoles.

La primera de ellas se produjo el jueves 3 de septiembre, cuando el máximo representante de la diplomacia china, Yang Jiechi, visitó España y fue recibido con la máxima cordialidad por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.

Según los comunicados emitidos por Moncloa y la agencia EFE, “en el encuentro, celebrado en el Palacio de la Moncloa, Sánchez ha subrayado la ‘gran solidez’ y la importancia de la relación estratégica entre ambos países y ha expresado su deseo de profundizar en la Asociación Estratégica Integral en el marco de la Declaración Conjunta que firmó con el presidente chino, Xi Jinping, en 2018 durante su visita de Estado a España”.

La segunda noticia la publicó La Vanguardia que reveló que “un conglomerado formado por seis empresas tecnológicas, tres universidades y el Instituto Tecnológico de Castilla y León (ITCL), asesorado y supervisado por el Ministerio del Interior, trabaja desde 2018 en un proyecto único en Europa de control policial con reconocimiento facial que roza la ciencia ficción“.

La tercera noticia es del diario El Economista y describió un intento de empresas chinas por hacerse con el control de la Cámara de Comercio de España en China, violando los propios estatutos de la entidad española.

Silencio mediático

Un detalle que llama mucho la atención es el silencio mediático en que transcurrió la visita del miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh) y Director de la Oficina de la Comisión de Asuntos Exteriores del Comité Central del PCCh, un oficial de mayor peso específico que el ministro chino de exteriores, según muchos expertos.

A pesar de que las agencias de noticias publicaron la nota, pocos medios se hicieron eco y aún menos se tomaron la molestia de analizar estas dos importantes reuniones.

Y esto es muy llamativo teniendo en cuenta que nos encontramos en un momento en que China es el centro de la actualidad política internacional por varias y preocupantes razones: por las serias tensiones que su agresiva política exterior está creando con países vecinos como India y todas las naciones de Mar del Sur de China; su gravísima violación del derecho internacional en Hong Kong; y su negligencia en el tratamiento del brote de coronavirus que ha llevado al mundo entero al borde de la quiebra económica.

Por su lado, España acusa una debilidad económica que la hace muy vulnerable a los ya más que conocidos métodos de soborno, chantaje y usura que el régimen chino emplea para endeudar a naciones enteras durante generaciones en África y Latinoamérica con, por ejemplo, el megaproyecto imperialista de La Franja y la Ruta.

En este contexto político y económico lo normal sería que los medios de comunicación estuvieran absolutamente ansiosos de saber qué habló nuestro gobierno con la dictadura china y sobre todo a qué se comprometió con ella.

Sin embargo, a ninguno parece interesarle profundizar en estas conversaciones y todo lo que los medios han reportado ha sido el escueto contenido de las notas de prensa emitidas por el oficialismo y asépticamente recogidas por las agencias de noticias EFE y Europa Press.

En la nota de prensa oficial emitida por Moncloa, se destaca ya en el primer párrafo que el jefe del Ejecutivo “desea profundizar en la Asociación Estratégica Integral en el marco de la Declaración Conjunta que Sánchez y el presidente de China, Xi Jinping, firmaron en 2018 durante la visita de Estado del mandatario chino a España.

En el discurso que Sánchez pronunció entonces en la reunión del Consejo Asesor Empresarial Chino-Español, el presidente aseguró que “China es un país prioritario, no solamente desde el punto de vista comercial, empresarial, sino también, desde el punto de vista afectivo y cultural“. 

Teniendo en cuenta que en las relaciones entre China y España durante los últimos 45 años el interlocutor ha sido el Partido Comunista Chino, responsable de la muerte de, al menos, 70 millones de chinos, es difícil dilucidar por quién siente “afecto” nuestro presidente, no parece que sea por el reprimido y masacrado pueblo chino.

De hecho, Sánchez evitó entonces, igual que ahora, hacer ni la más mínima referencia a las constantes violaciones de derechos humanos en China, los genocidios raciales y religiosos activos o la mano de obra esclava en campos de trabajo donde se fabrican muchos de los productos con lo que China compite deslealmente en el mercado internacional.

Y esto resulta sorprendente porque, en parte, son estas atrocidades las que crearon una desventaja competitiva que forzó al cierre a miles de empresas españolas en las últimas décadas mientras que los negocios chinos proliferan meteóricamente en nuestro país. Solo en la Comunidad de Madrid, el 40% del comercio minorista está en manos chinas. (1)

Muy al contrario, el presidente agradeció el pasado jueves al oficial chino “el envío de material sanitario y las donaciones que se realizaron cuando España atravesaba los peores momentos de la pandemia”.

Ni una palabra respecto a la responsabilidad del régimen chino en la expansión del virus que se originó en China y mucho menos ninguna mención a que las donaciones fueron ínfimas en comparación con las compras millonarias de material sanitario que, además es defectuoso, (al menos 1000 millones de euros) a empresas chinas.

La reunión de la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, sí abordó algunos de los temas más espinosos de derechos humanos, según Moncloa, claro.

Sin embargo, la ministra se limitó a destacar su apoyo al principio de “un país, dos sistemas” y a pedir a su homólogo chino la entrada en Xinjiang de observadores internacionales.

Evitó verbalizar ninguna referencia a la violación del derecho internacional que supuso la aprobación de la Ley de Seguridad Nacional ni la más mínima condena a la brutalidad con que la policía de Hong Kong ha reprimido las pacíficas protestas prodemocracia o los campos de concentración donde se encierra a millones de uigures en China.

Sí tuvo palabras, en cambio, para veladamente criticar a Estados Unidos por tratar de alertar a los gobiernos del mundo del grave peligro que supone permitir la presencia de empresas chinas en la construcción de las redes 5G calificándolas de “dinámicas confrontacionales”.

Con respecto a la cuestión de la implantación de las redes 5G, la ministra ha señalado que España no comparte dinámicas confrontacionales, abogando por un despliegue que garantice siempre la seguridad y respete los principios de privacidad, autonomía y reciprocidad, en un proceso libre e inclusivo en el que las empresas compitan en igualdad de condiciones“, aseguró González Laya. 

Control digital de ‘ciencia ficción’ en España

¿A qué se refiere la ministra con “un proceso libre e inclusivo en el que las empresas compitan en igualdad de condiciones“? No es ningún secreto los estrechos vínculos que existen entre la más importante empresa tecnológica china, Huawei, y el Ejército de Liberación del Pueblo.

Tampoco es ningún secreto que, en China, todas las empresas tienen la obligación, POR LEY, de entregar todos sus datos al régimen chino cuando este lo solicite. Esto supone que la dictadura más represora y asesina de la historia de la humanidad tendría acceso a cada uno de los datos que circularan por cualquier red de comunicación en las que estas empresas participen.

Dicho de otra manera, de permitir la presencia de empresas chinas en nuestra red de comunicaciones, no solo la privacidad de los ciudadanos, sino todas nuestras comunicaciones de infraestructuras esenciales estarían a merced de la dictadura china: militares, energéticas o hidrológicas por mencionar solo algunas.

Y aun así y en pleno estado de alarma el ejecutivo de Pedro Sánchez convirtió a España en el único país del mundo en conceder el más alto certificado de seguridad a Huawei, considerado como el ‘Caballo de Troya’ tecnológico de la dictadura china.

Pero no parece que esto preocupe al gobierno español, más bien parece que las herramientas de control de la población empleadas por la dictadura china les resultan inspiradoras.

En 2018, nada más acceder a La Moncloa a través de una monción de censura, el Gobierno puso en marcha un sistema de reconocimiento facial de masas único en Europa. La misma tecnología que el régimen dictatorial chino fue pionero en utilizar para el control y represión de la minoría uigur en la región china de Turquestán del Este, también conocida como Xinjiang.

El programa, denominado AI MARS (Artificial Intelligence system for Monitoring, Alert and Response for Security in events), permitirá rastrear millones de caras por segundo en grandes concentraciones, sean estadios de fútbol, estaciones de transporte, conciertos, centros comerciales, ferias o manifestaciones“, reportó el medio catalán.

Con la tecnología de las redes 5G, que Telefónica está instalando a la velocidad de la luz, estos sistemas, que están casi ultimados, tendrán la capacidad de rastrear millones de caras por segundo y agentes dotados de gafas con hardware de realidad aumentada (AR) y de inteligencia artificial podrán distinguir entre una multitud tanto a delincuentes como objetos sospechosos.

El novedoso proyecto AI Mars de I+D+i tiene un presupuesto de 5.260.389 euros, apoyado y financiado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, y está liderado por Cellnex. Éste es uno de los principales operadores de infraestructuras de telecomunicaciones inalámbricas de Europa. Otros socios del proyecto son Herta Security, Sngular, Emergya, SHS y Televés, las universidades de Granada, la Politécnica de Madrid, Carlos III y el mencionado ITCL“, informó La Vanguardia.

El claro enfoque del gobierno por el control digital de la población no cesó ahí. En noviembre de 2019, el ejecutivo aprobó una ley sin precedentes en la democracia española: el Gobierno podrá cortar redes y comunicaciones (y, por tanto, internet) en una zona concreta del territorio español sin orden judicial previa, solo alegando una alteración del “orden público”.

Este “decretazo digital” ha sido definido por juristas y activistas como un atropello a los derechos fundamentales de los ciudadanos y contrario a la Constitución.

Permite que sea el Gobierno, y no un juez, el que corte el acceso a internet, redes sociales y servicios electrónicos. El redactado afecta de una forma tan flagrante a la libertad de expresión que permitiría al Gobierno censurar fotos y contenidos en plataformas como Twitter o Facebook. Se podrán cerrar webs o pinchar cualquier canal de comunicación. La censura en internet es un peligroso sendero“, señaló Montserrat Bassa, portavoz de ERC según El Confidencial.

La pandemia de coronavirus no ha hecho sino proveer de excusas al ejecutivo para incrementar ese control digital de la población al más puro estilo chino. Recordemos que el gobierno autorizó en marzo a las operadoras de telefonía móvil a rastrear los movimientos de los españoles a través de sus terminales para, supuestamente, ayudar a reducir contagios.

Y mientras España se parece cada vez más a la china comunista, en China, empresarios locales han intentado dar un ‘golpe de estado’ en la Cámara de Comercio de España en el país asiático.

Según informó El Economista, el empresario chino Yongtao Gu trató de apoderarse de la presidencia de la junta nacional y hacerse con el mando de la institución, a pesar de que los estatutos de la entidad prohíben que una empresa “amiga de la Cámara sin derecho a voto” participe en la cúpula directiva de la organización.

La junta local de la entidad española en Pekín celebró una reunión extraordinaria el 31 de agosto, y en las conclusiones de la misma, documento al que ha tenido acceso elEconomista, consta que “arbitrariamente”, en la asamblea se sometió a votación la retirada del voto de 25 miembros de la Cámara, lo que provocó el abandono en bloque del acto por parte de los socios de Pekín“, reportó El Economista.

El ejecutivo español contracorriente

Lo que es muy evidente es que el gobierno español está cada vez más entregado a la dictadura china mientras el mundo comienza a alejarse progresiva pero inexorablemente de Pekín.

La gira internacional de Yang Jiechi a España, Grecia y Mianmar, se produjo justo después de la gira de una semana por cinco países del ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi a Europa, Singapur y Corea del Sur, en un intento del régimen de contrarrestar la presión cada vez mayor de Estados Unidos. No fue muy bien.

En la última parada del ministro de Relaciones Exteriores chino Wang Yi, fue confrontado por su homólogo alemán, Heiko Maas, por decir que el presidente del Senado checo pagaría un “alto precio” por su visita a Taiwán. Maas dijo que había hablado por teléfono con su homólogo checo y enfatizó que Europa no se dejaría intimidar.

“Has cruzado una línea roja”, dijo Wang en Berlín, refiriéndose a la reciente visita del portavoz del senado checo, Milos Vystrcil, y su delegación de 90 miembros a Taiwán, incluido el alcalde de Praga, Zdenek Hrib, que en enero convirtió a Taipei en una ciudad hermana de la capital checa.

Nosotros, como europeos, actuamos en estrecha cooperación, ofrecemos respeto a nuestros socios internacionales y esperamos exactamente lo mismo de ellos“, dijo Maas el martes en una conferencia de prensa de 50 minutos en Berlín junto a Wang. “Las amenazas no encajan aquí“.

Vystrcil se declaró taiwanés en un discurso en el parlamento de Taiwán el martes, parafraseando el desafío del difunto presidente estadounidense John F. Kennedy al comunismo en Berlín en 1963, enfureciendo aún más a Beijing pero ganando aplausos en Taipei.

El mundo es cada vez más consciente del grave peligro que entraña seguir manteniendo relaciones con un régimen autoritario que no respeta más ley que la que le permita seguir ostentando el poder, algo que cada vez parece más complicado.

Referencias:

(1) Pavón, J. (2020). China: Dragón o parásito. Hacia la era del coronavirus. (Cuarta edición). Barcelona: Plataforma Editorial

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