Repita conmigo Sr. Casado: China es una dictadura

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Estos días y con motivo de las protestas del pueblo cubano contra el régimen tiránico que lo tiene condenado a la miseria y la sumisión desde hace 62 años, muchos políticos occidentales y españoles están alzando la voz para reivindicar el derecho de los cubanos a la libertad y para exigir que se trate al régimen castrista como lo que es: una dictadura opresora y sangrienta.

Y hasta ahí todo bien. El régimen comunista que domina la isla caribeña con puño de hierro desde hace más de medio siglo es merecedor de todas las condenas posibles y desde luego definitivamente no cabe duda de que ha llegado el momento en que se le trate como la dictadura que es en la arena internacional.

Lo que llama la atención poderosamente es que no se aplique esa misma contundencia a la más peligrosa y sangrienta dictadura que ha conocido la historia de la humanidad, responsable de la muerte de más de 100 millones de personas en China y contando, el Partido Comunista Chino.

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Sirvan como muestra de esta contradicción las palabras que Pablo Casado, presidente del Partido Popular dirigió al presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez el pasado 14 de julio:

“Repita conmigo, Cuba es una dictadura, no pasa nada por decirlo, es lo mismo que haría cualquier demócrata.

“¿Qué pensaríamos si en los años 70 no se hubiera definido a España como una dictadura o en los años 80 a Chile? Qué diga claramente Sánchez por qué no define a Cuba como una dictadura, y qué está haciendo y qué está ocultando para no hacerlo.

“Tiene que explicarlo porque si no estaría dando un mensaje muy peligroso y es que con tal de permanecer en el poder es capaz de caer en la inmoralidad de negar un régimen dictatorial como el que asola a Cuba desde hace 62 años.

“Recuerda que durante los últimos sesenta años en Cuba se tortura en las cárceles a inocentes y se reprime con palos en las calles las protestas pacíficas que piden democracia y libertad”.

Sr. Casado estas palabras y las acciones represoras del régimen cubano contra su pueblo son, con todo el respeto hacia las víctimas del régimen cubano, una décima parte, si no menos de las atrocidades que el régimen del PCCh comete contra su propio pueblo en China desde hace también más de 60 años.

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El PCCh reprime, encarcela, tortura, asesina, extrae los órganos a personas inocentes para alimentar un negocio millonario de trasplantes, y está cometiendo el peor genocidio que ha conocido la historia de la humanidad contra la práctica espiritual Falun Gong, que cuando comenzó la persecución el 20 de julio de 1999 tenía más de 100 millones de practicantes en China.

El PCCh es el matón de Asia

Y las atrocidades de la dictadura chino no se circunscriben a su territorio y sus ciudadanos, en el plano internacional el régimen se comporta como un auténtico matón mafioso.

El PCCh invadió Tíbet en el año 49, destruyó la inmensa mayoría de los templos budistas del país y lanzó una campaña de persecución contra sus habitantes. Además está gravemente contaminando el nacimiento de los grandes ríos de Asia a la vez que ha construido miles de presas en la llanura tibetana, lo que amenaza el abastecimiento de agua limpia y la sostenibilidad de los hábitats de la gran mayoría de países del sudeste asiático.

También ocupó la región de Turquestán del Este, a la que llama Xinjiang, que en chino significa ‘nueva tierra’. En esa región los criminales de Pekín están cometiendo otro genocidio cultural y humano desde hace unos tres años, sometiendo a su población a explotación, torturas y muerte en campos de trabajo y, en concreto, está sometiendo a sus mujeres a esterilizaciones forzadas y matrimonios interraciales forzados.

Es precisamente esta ocupación la que dotó al régimen de acceso al Himalaya, donde está instalando cabezas nucleares que apuntan a todo el sudeste asiático y donde mantiene un acoso constante a su vecino y principal rival en el continente, la India.

Aún en el plano internacional, la dictadura china hostiga desde hace años a todos sus vecinos en el Mar del Sur de China, del que reclama la casi totalidad de sus aguas y donde ha construído islas artificiales militarizadas que mantienen a la región en una tensión constante. Además, el régimen está incrementando su capacidad nuclear a pasos agigantados.

Se podría argumentar que los acuerdos con la dictadura china benefician tanto a las economías de los países que se justifica el que se haga la vista gorda ante tanta atrocidad y tanta sangre inocente derramada que, además, todo esto nos queda lejos. Ni lo uno ni lo otro es así y la represión y el terror nos afecta mucho más directamente de lo que creemos o queremos creer…

El PCCh exporta censura, represión y ruina

En España se cambió la ley de Jurisdicción Universal para archivar causas abiertas contra Jian Zeming y otros líderes chinos por genocidio, se cancelan espectáculos y se censuras actividades académicas en nuestras universidades que no agradan al régimen chino. Y esto el lector posiblemente no lo sabe porque los medios de comunicación no solo no lo cuentan, sino que repiten si cuestionar la propaganda de los medios estatales chinos a cambio de contratos publicitarios millonarios.

Además, cada vez son más las pruebas que apuntan que el virus que ha asolado la forma de vida y la salud de millones de personas en todo el mundo salió de un laboratorio de Wuhan y no parece ser natural, sino fruto de una investigación de “ganancia de función” de coronavirus. Esto viene a significar estudiar la manera de conseguir que virus que solo afectan a animales lo hagan también a humanos y sea aun más letal. Es decir, en ese laboratorio dependiente del Ejército Popular de Liberación se estarían investigando cómo crear armas biológicas.

La realidad es que estos acuerdos con la dictadura china benefician exclusivamente a la élite política, financiera y empresarial occidental, mientras que perjudica gravemente al ciudadano medio y a las pequeñas y medianas empresas nacionales que se ven condenadas al cierre.

Mientras miles de negocios se ven abocados a la ruina y al cierre, en nuestro país no hacen más que proliferar los negocios chinos, regentados por chinos, que venden productos chinos y cuyos beneficios se ingresan en cuentas de bancos chinos que envían el dinero a China, según explicó brillantemente el economista Julián Pavón.

España, por ejemplo perdió más de la mitad de los empleos del sector textil solo diez años después de que la dictadura china ingresara en la Organización Mundial del Comercio. Era imposible competir en precio con artículos fabricados con mano de obra esclava, sin respetar ninguna normativa de tipo ambiental, laboral y además subvencionada directa o indirectamente por el estado, dueño y señor de todas las empresas chinas, tanto las públicas como las “privadas”.

Y es que, mientras en occidente, y por supuesto en España, se pone todo tipo de trabas y extracostes a las empresas para reducir la llamada “huella de carbóno”, en China no hacen más que construir nuevas centrales eléctricas de carbón que proveen de una energía muchísimo más barata a las empresas que luego hacen el agosto vendiéndonos los paneles solares y los generadores eólicos para nuestra carísima “energía limpia”.

Por todo lo anterior, que son apenas unos pocos ejemplos de la enorme amenaza que supone para toda la humanidad este régimen autoritario, asesino, déspota y con aspiraciones de dominio mundial, todos los demócratas del mundo deberían inmediatamente hacer lo que usted pide al presidente del Gobierno, Sr. Casado, decir alto y claro que China es una dictadura.

Así que con su permiso, Sr. Casado, y considerando que su partido, el PP, tiene un convenio de colaboración activo con el PCCh [conste en acta que el PSOE tiene otro acuerdo con el partido criminal], tomo prestadas sus palabras:

Tiene que explicarlo porque si no estaría dando un mensaje muy peligroso y es que con tal de… – ¿de qué, Sr. Casado? ¿qué le ofrecen los asesinos por su silencio?- es capaz de caer en la inmoralidad de negar un régimen dictatorial como el que asola a China desde hace 72 años”.

Ahí lo dejo.

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