Se acerca el ‘Pearl Harbor espacial’: China pone en órbita su ‘triturador de satélites’

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El 24 de octubre, China puso en órbita su Shijian-21. El satélite, según la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China, tiene “la misión de probar y verificar tecnologías para aliviar y neutralizar la basura espaciales” y en opinión de Pekín, los satélites estadounidenses forman “basura”.

El Shijian-21 tiene un brazo robótico que puede utilizarse para mover la basura espacial -hay más de 100 millones de piezas flotando alrededor de la Tierra- o capturar, desactivar, destruir o inutilizar los satélites de otras naciones. Ese brazo convierte al Shijian-21 en un “triturador de satélites”.

Brandon Weichert, autor de Winning Space: How America Remains a Superpower [Ganar espacio: Cómo Estados Unidos sigue siendo una superpotencia], explica a Gatestone que el satélite chino se lanzó a la órbita geo-sincrónica, donde se encuentran muchos de los sistemas de satélites más sensibles de Estados Unidos, aquellos que son críticos para el Mando, Comunicaciones y Control Nuclear (NC3), vigilancia y comunicaciones militares.

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“Como los satélites estadounidenses en órbita geo-sincrónica están tan lejos de la Tierra, son costosos y difíciles de reemplazar”, señala. “Perder cualquiera de estos sistemas, sin tener reemplazos a mano, daría a los militares chinos una ventaja sin precedentes en caso de estallido de hostilidades”.

China diseñó su nueva estación espacial, indica Richard Fisher, del Centro Internacional de Evaluación y Estrategia, “para incorporar grandes módulos militares adicionales que pueden ser equipados con láseres, microondas o sistemas anti-satélites basados en misiles”.

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En septiembre de 2008, la misión tripulada Shenzhou-7 de China se acercó a 45 kilómetros de la Estación Espacial Internacional mientras la tripulación china lanzaba un microsatélite, “una misión de interceptación de la Estación obviamente simulada”, dice Fisher. Uno de los veteranos de esa misión, explica Fisher a Gatestone, es ahora el comandante a bordo de la estación espacial china.

“Están yendo al contra-espacio a lo grande”, dijo el vicepresidente del Estado Mayor Conjunto, el general John Hyten, el 28 de octubre en un evento patrocinado por el Grupo de Escritores de Defensa. Hyten, anteriormente comandante del Mando Espacial de las Fuerzas Aéreas y del Mando Estratégico de Estados Unidos, dijo que los oficiales militares chinos “hicieron todas esas cosas porque vieron cómo Estados Unidos utilizó el espacio para obtener una ventaja dominante”.

“Durante muchos años, Washington dio por sentada su superioridad espacial”, observa Weichert. Sin embargo, la complacencia no es la única enfermedad estadounidense. La ceguera estadounidense también tuvo un papel. En una época, Estados Unidos dominó el espacio, y los líderes políticos estadounidenses decidieron ir despacio en el desarrollo de armas anti-satélite por miedo a desencadenar una competencia. Dado que Estados Unidos es el país con más activos en órbita, el razonamiento era que tendría más que perder en una carrera.

Este punto de vista fue el producto de un malentendido fundamental de las actitudes chinas y rusas. El malentendido también llevó directamente a Estados Unidos a quedarse atrás en otra tecnología espacial crucial. Estados Unidos fue el primer líder en vuelos hipersónicos con el X-15, que alcanzó Mach 6,7 -6,7 veces la velocidad del sonido- en 1967. Ahora, sin embargo, Estados Unidos lleva media década de retraso con respecto a China. Estados Unidos también va por detrás de Rusia.

“Nos habíamos abstenido de buscar aplicaciones militares para esta tecnología”, dijo a Yahoo! el embajador Robert Wood, representante de Estados Unidos en la Conferencia de Desarme de Ginebra. Wood, según la descripción de ese sitio, “dio a entender que los funcionarios estadounidenses trataron de evitar que se produjera una carrera por los misiles hipersónicos”.

Lo único que hizo la moderación estadounidense fue permitir que los ejércitos chino y ruso tomaran la delantera en la carrera por desplegar estos sistemas vectores de armas nucleares imposibles de defender. A finales de julio, Pekín sorprendió al Pentágono con una prueba orbital de un vehículo hipersónico de planeo.

Asimismo, Estados Unidos está ahora por detrás de China en la capacidad de derribar satélites. “El satélite Shijian-21 cambia las reglas del juego”, dice Weichert, que también produce The Weichert Report. “Es una capacidad ofensiva en el mundo real que puede cazar y destruir sistemas estadounidenses y dejar sordos, mudos y ciegos a los militares de Estados Unidos en la Tierra”.

El espacio, por supuesto, es el último terreno estratégico, que confiere el control de la tierra. Por lo tanto, los líderes estadounidenses deberían haber sabido que China intentaría, como explica Weichert, construir las capacidades “para primero sacar a los estadounidenses de la órbita y luego colocar sus propios sistemas allí”.

Estados Unidos tiene la capacidad de ponerse al día, por supuesto, pero son necesarias grandes correcciones de rumbo. Por un lado, los satélites estadounidenses son presa fácil para los militares chinos. Como dijo el general Hyten, “en realidad ponemos al presidente en una situación difícil porque tenemos un puñado de objetivos gordos y jugosos, mientras que el adversario construyó cientos de objetivos que son difíciles de perseguir”.

El resultado, dijo el general, es que Estados Unidos no tiene “una arquitectura espacial resistente”.

Hyten cree que una arquitectura resistente estaría compuesta por satélites de vigilancia de menor coste que, en palabras de SpaceNews, “pueden producirse en masa y desplegarse rápidamente”.

Por desgracia, “el Departamento de Defensa sigue siendo increíblemente burocrático y lento”, observó Hyten. La burocracia del Pentágono “es simplemente brutal”. Así que no cuenten con el ejército estadounidense, que tardó una década en diseñar una red espacial de supervivencia aún no lanzada.

Pero afortunadamente está Elon Musk, un burocrático emprendedor y magnate. Su SpaceX está construyendo la constelación Starlink de satélites de telecomunicaciones en órbita terrestre baja. Cuando esté terminada, habrá unos 42.000 satélites que podrán ser utilizados por el ejército estadounidense, que depende de los satélites, cuando China haya aplastado, derribado con láser o sacado de órbita los activos militares estadounidenses en el espacio.

Por supuesto, China también intentará acabar con la constelación de Starlink.

Según indica Weichert a Gatestone, Pekín está planeando un “Espacio Pearl Harbor”.

Este artículo fue publicado originalmente en Gatestone el 1 de noviembre de 2021.

Autor: Gordon G. Chang.

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