Exgobernador de Hong Kong: Los aliados de Australia deben unirse frente China

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El exgobernador británico de Hong Kong, Chris Patten, asegura que el Partido Comunista Chino (PCCh)“está tratando de golpear a Australia” con acciones comerciales para dar ejemplo a otros países.

De acuerdo con el ex alto funcionario, Australia necesita la ayuda de los gobiernos de todo el mundo para resistir “el ejemplo más extremo de presión coercitiva, comercial” de China, de lo contrario esos países serán “eliminados” de la misma manera, aseguró el último gobernador británico de Hong Kong.

Chris Patten, el gobernador desde 1992 hasta el traspaso a China en 1997, también dijo al diario británico The Guardian que estaba “extremadamente triste” por la represión en Hong Kong este año, y que creía que reflejaba un cambio en el carácter del PCCh bajo el liderazgo de Xi Jinping.

Patten, que es el Lord Patten de Barnes en la Cámara de los Lores del Reino Unido, argumentó que el PCCh trata de “hacer un ejemplo de Australia” adoptando una serie de medidas comerciales contra los sectores de exportación australianos en el transcurso del año, incluyendo el vino australiano, que está siendo afectado por aranceles “antidumping” de hasta el 200%. Las autoridades chinas suspendieron las importaciones de una sexta empresa australiana de procesamiento de carne vacuna.

“Creo que lo que le ha ocurrido a Australia es un poderoso argumento para que todos nosotros trabajemos juntos para llamar realmente la atención a China y hacerle frente”, dijo Patten en una entrevista.

“Ahora, la gente dice, ‘¡Oh! No queremos una guerra fría con China’. Por supuesto que no queremos una guerra fría con China, pero China está peleando contra nosotros. China odia nuestro sistema de valores. Y la pregunta es si realmente defendemos el tipo de sociedad que somos o si dejamos que China lo socave”.

El llamamiento de Patten a favor de una coalición de gobiernos con ideas afines fue secundado por el ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, quien aconsejó a Australia que reuniera apoyo internacional para resistir la “tremenda presión” a la que China le estaba sometiendo.

“Luchar solo no es la forma de lidiar con ello”, dijo Wu al Guardian en una entrevista.

La ya tensa relación entre Australia y China alcanzó un nuevo mínimo la semana pasada cuando Scott Morrison exigió una disculpa después de que un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores chino tuiteó una imagen creada digitalmente que parecía mostrar a un soldado australiano degollando a un niño en Afganistán.

China rechazó la demanda del primer ministro australiano, pero varios países, entre ellos Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania, Nueva Zelanda – junto con la Unión Europea – hicieron declaraciones públicas condenando el tuit. La embajada de Japón también reafirmó que el comercio no debe ser utilizado como una herramienta política.

El gobierno canadiense dijo que estaba colaborando con Australia “muy de cerca” en temas relacionados con China y estaba “sorprendido de ver la imagen fabricada publicada por un funcionario del gobierno chino”.

Christelle Chartrand, portavoz de Asuntos Globales de Canadá, dijo al Guardian: La difusión de ese material incendiario y de desinformación está por debajo de las normas de una conducta diplomática adecuada”.

Aunque Pekín sostiene que corresponde al gobierno de Morrison fomentar una mejor atmósfera para el diálogo y que los políticos y los medios de comunicación australianos deben abandonar lo que denomina una “mentalidad de guerra fría”, Patten dijo que creía que el gobierno chino estaba “tratando de golpear a Australia” para dar ejemplo a otros países.

El objetivo de Pekín, dijo Patten, era demostrar lo que le sucedería a los países si insistían en tener una investigación adecuada sobre cómo comenzó la pandemia del Covid-19, o si bloqueaban al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei de sus redes 5G, o si se enfrentaban a los activistas del Frente Unido, o si cuestionaban los relatos del PCCh sobre su papel en el mundo.

Dijo que otros países deberían tratar de asociarse con China en términos sensatos, pero que estuvieran preparados para llamar la atención del PCCh cuando se comportara como lo hace actualmente con Australia, tomando medidas contra las exportaciones de miles de millones de dólares que incluían la cebada, el vino, las carnes rojas y el carbón, que Pekín argumentó que se están tomando por razones técnicas.

Patten dijo que las democracias y otros países interesados deberían trabajar juntos -incluso a través de la Organización Mundial del Comercio- para llevar el comportamiento del gobierno chino “a la atención de la comunidad mundial y hacer que China pague por ello”.

“De lo contrario, otros países se verán perjudicados como Australia por este comportamiento ruidoso de China”, dijo Patten.

“Lo que está sucediendo en Australia es importante para nosotros en Europa si queremos defender nuestro propio estado de derecho y nuestros propios valores como sociedades abiertas y demócratas”.

Patten enfatizó que su argumento no era con el pueblo chino, sino “con el partido comunista y el régimen de Xi Jinping”.

Dijo que no creía que se pudiera confiar en el PCCh, como lo demostraban los acontecimientos de Hong Kong, donde “básicamente el partido comunista ha encadenado a la ciudad” mediante la imposición de una nueva ley de seguridad nacional y la descalificación de los legisladores favorables a la democracia.

A pesar del valor del comercio con China, la segunda economía más grande del mundo, Patten dijo que países como Australia y Reino Unido “pueden tener que perder ocasionalmente alguna ganancia económica aquí o allá para defenderse, pero a menos que lo hagamos, los chinos continuarán impulsando una negociación cada vez más difícil y dura”.

“No podemos permitir que los ‘lobos guerreros’, como se les llama, ganen realmente porque será un mundo menos seguro, será un mundo menos próspero, y habrán sacrificado algunas de las cosas que realmente venimos valorando a lo largo del camino“, manifestó.

Patten dijo que la investigación transparente de Australia sobre los presuntos crímenes de guerra cometidos por sus fuerzas especiales en Afganistán era precisamente un tipo de acción inimaginable que pudiera suceder en China. “¿Van a tener una investigación sobre los asesinatos alrededor de la Plaza Tiananmen en 1989? Por supuesto que no”, añadió Patten.

Wu, el ministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, indicó a The Guardian: “Para que el gobierno australiano pueda lidiar con la presión de China de una manera más efectiva, mi verdadera recomendación, desde mi corazón, es que los socios con ideas afines se unan y trabajen juntos con Australia para que Australia no se sienta sola en el manejo de la situación”, dijo Wu.

Wu sugirió que otros países podrían intervenir para llenar los vacíos dejados por las prohibiciones y sanciones de China a los productos australianos, y dijo que Taiwán trataría de prestar apoyo también. Cuando se le preguntó cómo era eso, Wu dijo que el gobierno de Taiwán necesitaba discutir con Australia lo que Australia consideraba que sería beneficioso.

Wu también aconsejó a Australia que siguiera el ejemplo de Taiwán en el establecimiento de campañas contra la desinformación y que concienciara a los medios de comunicación en la necesidad y las maneras de contrarrestar la información falsa procedente de Pekín.

Añadió que Taiwán apreciaba enormemente el apoyo expreso de Australia ante la Organización Mundial de la Salud para que permita que Taiwán recupere la condición de observador, algo que Pekín había evitado que sucediera durante varios años utilizando su influencia mundial.

Fuente: The Guardian

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