China encuentra obstáculos en la carrera mundial por el cobalto

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A principios de marzo, un tribunal congoleño ordenó a Chinese Molybdenum Co. (Luoyang Luanchuan Molybdenum) a ceder temporalmente, durante unos seis meses, el control de la mina de cobalto -Tenke Fungurume. La minera estatal Gécamines SA, de la República Democrática del Congo (RDC), acusó a Chinese Molybdenum de intentar eludir el pago de millones de dólares en concepto de cánones al no declarar las reservas. China Molybdenum adquirió la mina de Freeport McMoRan Inc. en 2016 por 2.650 millones de dólares. La investigación se extendió a varias otras empresas chinas allí. Esa ampliación amenaza con afectar a la competencia mundial de China en materia de cobalto.

El cinturón de cobalto de la RDC es la fuente de cobalto más rica del mundo. Se convirtió en un elemento fundamental para la transición mundial hacia una energía más limpia. El cobalto puede aumentar la velocidad de carga y tiene un efecto estabilizador que prolonga la vida útil de las baterías y evita la corrosión del cátodo, que puede provocar incendios en las mismas. Un solo vehículo eléctrico puede necesitar entre 3 y 5 kilos de cobalto para construir su batería, según el fabricante.

China utilizó los vehículos eléctricos como punto de arranque para alcanzar a la industria automovilística occidental. No solo los incluyó en las diez áreas clave de “Made in China 2025”, sino que también trazó un gran plan para monopolizar el cobalto invirtiendo fuertemente en África. El interés de China incluye áreas que van desde la extracción de cobalto hasta la generación de baterías de litio. También incluye el refinado de cobalto, la fabricación de celdas de baterías, la integración de módulos de baterías y el montaje de baterías. China intenta controlar todo el ecosistema. The Wall Street Journal informó anteriormente de que, durante más de una década, las empresas chinas gastaron miles de millones de dólares en la compra de minas estadounidenses y europeas en el cinturón del cobalto de la RDC.

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Según las estimaciones de Darton Commodities, las refinerías chinas suministraron el 85% del cobalto para baterías del mundo en 2020. La mayor parte de este cobalto procedía de la RDC. El año pasado, la RDC representó el 70 por ciento de la producción total de cobalto del mundo. Las empresas chinas dominan casi el 70% de la industria minera del país.

La RDC es uno de los países más pobres del mundo. Más del 60% de sus 90 millones de habitantes viven con menos de 1,90 dólares al día. Según el Banco Mundial, el presupuesto anual de la RDC es de unos 7.000 millones de dólares. A mediados del año pasado, durante una visita a zonas mineras, el presidente de la RDC, Félix Tshisekedi, prometió que su gobierno seguiría revisando los contratos mineros para garantizar que el pueblo congoleño se beneficiara de su vasta industria extractiva y rompiera por fin la llamada maldición de los recursos pagando mayores salarios y cánones.

Euractiv llegó a informar de que los trabajadores congoleños de Sicomines empleados por una empresa de la que es propietario un consorcio chino afirman que realizan el mismo trabajo que los trabajadores chinos, pero que les pagan mucho menos que a éstos y que sus supervisores chinos les someten a un trato degradante.

Artículo publicado en China Scope el 18 de marzo de 2022

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