Sr. Charles MICHEL, Presidente del Consejo Europeo durante la Cumbre EU - China el 22 de junio de 2020. (Foto Unión Europea).

Están locos estos europeos

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Opinión – El pasado miércoles en Bruselas representantes de los 27 países miembros estuvieron debatiendo sobre la operativa a seguir para reabrir las fronteras exteriores de la Unión Europea el próximo 1 de julio, cerradas desde el mes de marzo por la pandemia de coronavirus.

Según un borrador de la lista de países que tendrían permitida la entrada en territorio europeo, Estados Unidos, entre otros países estaría vetado, sin embargo, ciudadanos procedentes de China sí podría entrar en el espacio europeo sin problemas, dado el bajo ratio de contagios reportado por las autoridades chinas.

El 22 de junio, además, se celebró una cumbre Unión Europea – China por video conferencia.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acompañados por el alto representante Josep Borrell, se han reunido con el primer ministro de China, Li Keqiang, y a continuación han conversado con el presidente de China, Xi Jinping.

Tras la reunión el comunicado conjunto que se ha publicado asegura que: “El diálogo y la cooperación con China suponen tanto una oportunidad como una necesidad“. 

La UE ha recalcado la necesidad de avanzar en el cumplimiento de los compromisos adquiridos en la Cumbre UE-China de 2019, en concreto la necesidad de proseguir las negociaciones sobre un amplio acuerdo de inversión entre la UE y China que asegure la igualdad de condiciones y contrarreste las asimetrías en el acceso al mercado.

La UE también ha subrayado su expectativa de que el diálogo sobre derechos humanos se celebre en China a finales de este año una vez que se alivien las restricciones debidas a la COVID-19, a la vez que ha expresado su “inquietud por las medidas adoptadas por China para imponer legislación nacional en materia de seguridad en Hong Kong, por el deterioro de la situación de los derechos humanos, en particular el trato de las minorías en Xinjiang y el Tíbet y de los defensores de los derechos humanos, así como por las restricciones a las libertades fundamentales”.

Y esto no es todo. El 25 de junio, el director de la Organización Mundial de la Salud, el controvertido Dr. Tedros Adhanom se dirigió por videoconferencia al Parlamento Europeo para pedir unidad en la respuesta a esta pandemia y alabar la gestión de la dictadura china desde los primeros momentos del brote en Wuhan.

Todo esto significa, muy resumidamente explicado, que las élites que dirigen la UE se arrodillan nuevamente ante el régimen chino a pesar de saber que fueron sus mentiras las que causaron cientos de miles de muertos y han destrozado la economía mundial.

Esos líderes europeos, que se eligen entre ellos sin que los europeos de a pie tengan voz ni voto, vuelven a fingir que creen que el régimen parasitario chino cumplirá por fin con las reglas de la Organización Mundial del Comercio.

Pretenden creer que dejará de robar tecnología, de subvencionar descaradamente sus empresas, de poner trabas a las compañías e inversiones europeas en China, de utilizar trabajo esclavo y por fin respetarán los derechos humanos, igual que una persona maltratada quiere desesperadamente creer las palabras de arrepentimiento de su verdugo cuando este viene pidiendo perdón.

La diferencia es que Pekín no solo no pide perdón por sus desmanes, sino que ha adoptado una actitud cada vez más agresiva y desafiante. Y lo hace porque puede, porque las organizaciones internacionales como la UE, la ONU o la OMS están ya tan contaminadas que no solo no se resisten, sino asisten a los tiranos genocidas chinos en su batalla contra el archienemigo de los halcones de Pekín, Estados Unidos.

Y todo esto sucede además justo cuando Pekín ha sido puesto en Estado de Guerra- literalmente – por un rebrote que, como no, las autoridades aseguran que tienen controlado. ¿Vamos a tomar por buenas las inverosímiles e inverificables cifras que da el régimen autoritario chino? ¿Vamos a poner en peligro de nuevo la vida de los europeos?

¿Es posible que los europeos hayan olvidado ya que fue la ocultación del brote por parte del régimen del Partido Comunista Chino en enero lo que permitió que el virus se propagara descontrolado causando la pandemia que ha segado la vida de cientos de miles de personas y arruinado la economía mundial?

No solo eso. El régimen chino quería que el virus sorprendiera al mundo desabastecido con una doble intención: por un lado para hacer negocio con la venta de ese material y por otro para que la enfermedad causara el mayor daño posible y así debilitar a sus adversarios. Para el régimen chino todos los países son enemigos.

Cuando en enero la dictadura china mentía a la Organización Mundial de la Salud y negaba el contagio entre humanos, ya había dado la orden a todas sus embajadas para que la diáspora china arrasara literalmente de material sanitario todo el mundo y lo enviara a China.

Días antes de cerrar Wuhan el 23 de enero las autoridades, que sabían de la letalidad del brote desde como mínimo diciembre, permitieron que cinco millones de personas abandonaran la ciudad. Incluso después de confinar Wuhan, permitió que siguieran saliendo vuelos internacionales mientras cancelaba los domésticos.

Por mucho que la sofisticada y apabullante propaganda comunista china hable de una ‘humanidad de destino compartido y armonía entre los pueblos’, el régimen chino es profundamente racista y se considera a si mismo en guerra con todos los países del mundo, siendo su principal objetivo el actual poder hegemónico mundial, Estados Unidos.

El Partido Comunista Chino lleva décadas preparando su ofensiva contra Estados Unidos en forma de guerra sin restricciones o guerra asimétrica y ahora está sembrando y alimentando el sentimiento antiestadounidense en los aliados tradicionales de la potencia con todas las herramientas y recursos que ha ido trabajándose en estos años.

“Dondequiera que estén los lectores, donde estén los espectadores, allí es donde los informes de propaganda deben extender sus tentáculos”. – Xi Jinping, febrero de 2016

“El PCCh utiliza las operaciones de propaganda e influencia como un medio para proyectar su poder y debilitar a sus enemigos. El principal, entre los objetivos para este tipo de operaciones, es Estados Unidos. Estas operaciones no se ejecutan de forma ad hoc. Están coordinadas y dirigidas a nivel nacional por el Departamento de Trabajo del Frente Unido (DTFU) del PCCh”, explica el periodista Charles “Sam” Faddis.

“El sistema del Frente Unido del PCCh moviliza a los ‘amigos’ del partido para atacar a los enemigos del partido. El sistema ha existido durante mucho tiempo, pero Xi Jinping lo ha energizado y ampliado enormemente en los últimos años. Opera dentro de partidos políticos extranjeros, comunidades de la diáspora, colegios y corporaciones, todo con el objetivo de promover los intereses del partido. Los objetivos expresos del sistema del Frente Unido incluyen socavar la cohesión social, exacerbar la tensión racial e influir en la política“, prosigue Faddis.

Los Institutos Confucio, presentes en más de 500 universidades de todo el mundo son otro brazo más del Frente Unido. La excusa es enseñar el idioma y cultura chinas. La realidad es que su objetivo real es es alimentar a los estudiantes y miembros de la facultad con imágenes positivas del comunismo y el partido comunista chino. Los estudiantes cuyas mentes están formadas entonces, obviamente, continúan sus carreras no solo en la academia sino incluso en los medios de comunicación.

Los objetivos expresos del sistema del Frente Unido incluyen socavar la cohesión social, exacerbar la tensión racial e influir en la política.

Aún más dañinas son las incursiones directas que el PCCh ha hecho en los principales medios de comunicación mundiales. Armado con grandes cantidades de efectivo y aprovechando el atractivo del mercado chino, el PCCh esencialmente ha comprado las voces de gran parte de la “prensa libre” en Estados Unidos y el resto del mundo.

Por ejemplo, prácticamente ningún medio de comunicación cuestiona ni duda de las cifras ‘oficiales’ chinas a pesar de ser ridículamente inverosímiles. ¿Cómo es posible que en un país de 1.400 millones de habitantes donde, además, se originó la pandemia, solo haya poco más de 4000 fallecidos y en España casi 50.000? ¿Pero quién en su sano juicio se cree eso? Pues los medios de comunicación lo replican como si de una verdad irrefutable se tratara.

Si los líderes europeos creen que apoyar al PCCh para acabar con la hegemonía de Estados Unidos es una buena política para Europa es que son tan inocentes como irresponsables. El PCCh tiene una agenda muy concreta, someter al mundo entero bajo su dominio represor.

Si el régimen que más personas ha asesinado en toda la historia de la humanidad lograra desbancar a Estados Unidos, los siguientes seríamos los europeos. No les quepa la menor duda a los burócratas de Bruselas.

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