El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, en la sala oval de la Casa Blanca. Foto Casa Blanca via Flickr.

Enfrentando la ‘guerra sin restricciones’ del PCCh: Trump declaró la emergencia nacional

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El presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, envió el 12 de noviembre una carta a la portavoz de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, informando del Decreto Ejecutivo por el que declaró la emergencia nacionalpara hacer frente a la amenaza que supone la creciente explotación del capital de los Estados Unidos por parte de la República Popular China (RPC)”.

De acuerdo con la misiva las inversiones de capital estadounidense en empresas chinas permite “el desarrollo y la modernización de su ejército, inteligencia y otros aparatos de seguridad que siguen permitiendo a la RPC amenazar directamente a la patria de los Estados Unidos y a las fuerzas estadounidenses en el extranjero, incluso mediante el desarrollo y el despliegue de armas de destrucción masiva, armas convencionales avanzadas y acciones cibernéticas malintencionadas contra los Estados Unidos y su pueblo“.

“Mediante la estrategia nacional de fusión militar-civil, la RPC aumenta el tamaño del complejo militar-industrial del país obligando a las empresas civiles chinas a apoyar sus actividades militares y de inteligencia. Esas empresas, aunque siguen siendo aparentemente privadas y civiles, apoyan directamente los aparatos militares, de inteligencia y de seguridad de la RPC y ayudan a su desarrollo y modernización. Al mismo tiempo, recaudan capital vendiendo valores a inversores de los Estados Unidos que cotizan en bolsas públicas tanto aquí como en el extranjero, presionando a los proveedores de índices y fondos de los Estados Unidos para que incluyan esos valores en las ofertas del mercado, y realizando otros actos para garantizar el acceso al capital de los Estados Unidos. De esta manera, la RPC explota a los inversores de los Estados Unidos para financiar el desarrollo y la modernización de su ejército”.

Esta declaración de emergencia se publicó el mismo día en que se difundió un Decreto Ejecutivo que prohíbe ciertas compras de valores que cotizan en bolsa, o de cualquier valor que directa o indirectamente proporcione financiación a cualquier empresa militar comunista china.

Esas empresas identificadas por el Departamento de Defensa incluyen 31 compañías que contribuyen a la modernización del Ejército Popular de Liberación (EPL) y los servicios de inteligencia y seguridad de China.

El decreto también prohíbe las transacciones que eluden o evitan, o que tienen por objeto eludir o evitar sus prohibiciones y se ordena “a todos los organismos del Gobierno de los Estados Unidos que adopten todas las medidas apropiadas dentro de sus facultades para aplicar las disposiciones del Decreto Ejecutivo“.

El asesor de seguridad nacional de Trump, Robert O’Brien, dijo en un comunicado el jueves que la acción “sirve para proteger a los inversores estadounidenses de la aportación involuntaria de capital destinado a mejorar las capacidades” de los servicios de inteligencia del Partido Comunista Chino (PCCh).

Enfrentando la guerra sin restricciones del PCCh

Este movimiento se produce al mismo tiempo que el presidente, Donald Trump, sustituyó al jefe del Departamento de Defensa, Mark Esper, por el exoficial de las fuerzas especiales, Christopher Miller.

Miller, especialista en contraterrorismo, escribió en octubre un artículo de opinión junto a Doug Livermore en el que destacaba la importancia de hacer frente a la guerra asimétrica de países como China o Rusia.

Un nuevo enfoque en una mayor capacidad de guerra no convencional permitirá una mayor disuasión para evitar una guerra con China y Rusia o, en su defecto, proporcionará a los Estados Unidos y sus aliados los medios para aumentar drásticamente el costo y la dificultad por los cuales los adversarios podrían perseguir tal agresión”, escribieron Miller y Livermore antes de mencionar la famosa cita del expresidente de los EE. UU., John F. Kennedy (JFK), sobre la guerra asimétrica o no convencional.

Hay otro tipo de guerra, nueva en su intensidad, antigua en su origen, la guerra de guerrillas, subversivos, insurgentes, asesinos; la guerra por emboscada en lugar de por combate, por infiltración en lugar de agresión, buscando la victoria erosionando y agotando al enemigo en lugar de enfrentarlo”, dijo el artículo citando a JFK. Se alimenta de los disturbios“.

Este tipo de guerra asimétrica, así como la emergencia de Estados Unidos como una superpotencia, fue estudiada en profundidad por Qiao Liang and Wang Xiangsui, coroneles del Ejército Popular de Liberación, que buscaban la manera de vencer a un enemigo muy superior en todos los terrenos, como Estados Unidos.

El resultado de esta investigación quedó recogido en el tratado militar publicado en 1999 bajo el título de Guerra Sin Restricciones. En él se afirma, que los nuevos principios de la guerra consisten en usar “todos los medios, incluida la fuerza armada o no armada, militar y no militar, y medios letales y no letales para obligar al enemigo a aceptar nuestros propios intereses”.

Cuando de repente nos damos cuenta de que todas estas acciones que no son de guerra pueden ser los nuevos factores que constituyen la guerra futura, tenemos que encontrar un nuevo nombre para esta nueva forma de guerra; una guerra que trasciende todos los límites y limitaciones, en resumen: una guerra sin restricciones. Si se establece este nombre, este tipo de guerra significa que todos los medios estarán listos, que la información estará omnipresente y que el campo de batalla estará en todas partes”, prosigue el tratado.

Y es que numerosos documentos históricos prueban que el Partido Comunista Chino lleva en estado de guerra contra occidente desde que asumió el poder en China en el año 1949.

El objetivo del régimen chino desde entonces ha sido parasitar a occidente, ocultando esta intención, para lograr la hegemonía mundial en 2049. Es lo que el experto en China y asesor de varios presidentes de los EE. UU., Michael Pillsbury, llama La maratón de 100 años.

Deng Xiaoping, encumbrado por la propaganda comunista como el artífice de la supuesta apertura económica china al mundo lo dejó muy claro ya en 1989:

“Observemos atentamente; aseguremos nuestro puesto; enfrentémonos a las cuestiones; disimulemos nuestra capacidad y aguardemos la oportunidad; intentemos pasar desapercibidos, y no reivindiquemos nunca el liderazgo (…) Las tropas enemigas están al pie de la muralla. Son más fuertes que nosotros. Tendremos que situarnos básicamente a la defensiva”.

Parece que estamos asistiendo al momento en que la dictadura china comienza a dejar de disimular su ansia de poder y su poderío militar y tecnológico.

Pero también parece que, por fin, han dejado de pasar desapercibidas sus verdaderas intenciones y EE. UU. y Europa, comienzan a defenderse a nivel económico, tecnológico y militar.

Hay una maldición china muy temida que dice: “Ojalá vivas tiempos interesantes”. Todo parece indicar que estamos viviendo los tiempos “más interesantes” de los últimos 80 años.

Solo nos queda esperar que el bien triunfe sobre el mal y la libertad sobre la opresión. Les mantendremos informados.

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