El desarrollo del 5G en España y el riesgo Huawei y ZTE

Tiempo de lectura: 13 minutos

Te puede interesar

Australia: El PCCh podría estar robando tecnología y subvenciones con sus programas de ‘talentos’

22 January 2021

"Santiago Abascal, presidente de VOX. (Foto: Wikimedia Commons)

España: Vox insta al gobierno a vetar empresas chinas en la red 5G

16 February 2021

Retiran el navegador de Alibaba de las tiendas de aplicaciones chinas

20 March 2021

El PCCh premia a un investigador de la revista Lancet con un millón de dólares

8 November 2021

La expansión de Huawei en Africa bajo escrutinio

6 July 2019

1. Despliegue 5G en España

Según el Plan Nacional 5G 2018-2020¹ del Gobierno de España, “la tecnología 5G no solo constituye el nuevo paradigma de las comunicaciones inalámbricas, sino que será el componente tecnológico esencial en la transformación digital de la sociedad y de la economía en los países más avanzados durante la próxima década. Las principales soluciones habilitadoras para dicha transformación digital, el Internet de las cosas (IoT) y el big data, la robótica, la realidad virtual o la ultra alta definición, se soportarán sobre la 5G”.

La conectividad 5G² no solo mejora lo ya existente, como el paso del 3G al 4G, sino que representa un cambio profundo en la conectividad que va a permitir, por ejemplo, descargar películas en alta definición al instante, conectar a la red vehículos con el objeto de mejorar el tráfico o los aparatos domésticos de una casa e incluso operar a alguien a distancia gracias a unos robots quirúrgicos que obedecen las órdenes del cirujano al instante. Es la economía del dato², con los datos como el nuevo petróleo y los chips como los motores que utilizan ese combustible para algo productivo o útil.

Con² un tiempo de respuesta de la red de un milisegundo y una velocidad de conexión 100 veces más rápida que la actual red 4G, permitirá ahorrar energía en un 90% respecto a los sistemas actuales. Ahora bien, con frecuencias³ en el espectro radioeléctrico más altas, con mayor ancho de banda para velocidades de transmisión de datos más altas, el rango/alcance será menor lo que implicará un aumento significativo en los costes de inversión. Esto es así porque el alcance de una señal de radio se reduce en proporción al cuadrado de la frecuencia y con frecuencias más altas el alcance será menor necesitando más equipos para lograr la cobertura necesaria. Además, las señales de frecuencias más altas también están sujetas a una mayor interferencia del clima (lluvia, nieve, niebla) y obstáculos (vegetación o edificios y sus paredes). La UE estima una inversión de 500.000 millones de € para cumplir los objetivos a 2025.

El proceso que se está siguiendo es similar en todos los países dentro de la UE y no dista mucho del resto de países con despliegue significativo. Primero, se define el espectro radioeléctrico donde se va a realizar el despliegue (700MHz, 3,4-3,8GHz y 26GHz en la UE y 1.452-1.492MHz adicionalmente en España¹) y luego los países subastan su uso a las empresas operadoras interesadas con condiciones específicas que eviten una posición ventajosa de algún operador sobre el resto. Posteriormente, se define un periodo, que en el caso europeo es hasta 2020, para realizar proyectos piloto financiados en parte por los distintos Gobiernos y fondos europeos, en donde se valorarán, de los propuestos por los distintos consorcios de empresas, aquellos que demuestren el carácter disruptivo transversal que tendrá la aplicación de la tecnología y la incorporación a la arquitectura de red de elementos novedosos en relación con las anteriores generaciones de telefonía móvil. El requisito de la UE es que se realice en al menos una ciudad importante por país antes de 2020 y España está entre los países con mayor número de pilotos propuestos.

Pruebas de 5G y ciudades con programas piloto iniciales

Recientemente⁴, el Ministerio de Economía y Empresa resolvió la convocatoria de ayudas al desarrollo de dos pilotos de tecnología 5G con la selección de dos proyectos que se desarrollarán en las comunidades autónomas de Andalucía y Galicia. El presupuesto agregado asciende a más de 36 millones de euros, de los que más de 10 millones serán cofinanciados por Red.es a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), a cargo del Programa Operativo Plurirregional de España (POPE). Los dos proyectos corresponden a las Uniones Temporales de Empresas encabezadas por Vodafone España y Huawei Technologies España, cuyo piloto se desarrollará en Andalucía, y a la compuesta por Telefónica Móviles España, Telefónica de España, Telnet Redes Inteligentes, Cinfo Contenidos Informativos Personalizados, Centro Internacional de Oftalmología Avanzada, Idronia Multimedia Solutions, Nokia Spain y Ericsson España, cuyo ámbito de actuación será Galicia.

De las conclusiones de estos pilotos, se diseñará la regulación necesaria para la primera fase de despliegue comercial que en el caso de la UE se estima para el periodo 2020-2025. Ahora bien, distintos autores (la UE incluida³) están de acuerdo en que, debido a las amplias implicaciones en distintos sectores, el despliegue efectivo se realizará en un plazo mucho mayor de 2025.

2. Riesgo de alianzas con empresas chinas. La geopolítica del 5G.

En los proyectos piloto en España se está probando tecnología de fabricantes de equipos europeos como Nokia y Ericsson y de fabricantes chinos, como Huawei y ZTE, y es esperable teniendo en cuenta que esta fase está precisamente para probar distintas tecnologías y que hay acuerdos e incluso participaciones accionariales conjuntas entre los principales operadores de red con empresas chinas. En concreto, Telefónica y China Unicom, segunda compañía de telefonía de China, tienen participación accionarial entre ellas. El CEO de China Unicom es miembro del consejo de administración de Telefónica mientras que Cesar Alierta (Presidente de la Fundación Telefónica y anterior Presidente del Grupo Telefónica) es miembro del consejo de administración de China Unicom. Por otro lado, Vodafone es accionista del 3,3% de China Mobile, el mayor operador de telefonía móvil de China y del mundo por número de abonados.

A priori las alianzas con las principales empresas chinas tienen, aparentemente, toda la lógica empresarial por la posibilidad de acceder a un gigantesco mercado y, en el caso particular del despliegue del 5G, por el avance tecnológico y bajos costes que tienen respecto a las empresas de otros países. Son varias las voces en España que consideran que hay que primar la velocidad del despliegue para que el país no se quede atrás tecnológicamente y, como consecuencia, por el posible impacto económico a medio plazo que tendría ese retraso respecto al resto de países de nuestro entorno. No obstante, este argumento es solo una parte del todo y sería un grave error valorar esta situación sin entender el contexto en el que las empresas chinas se desenvuelven en su mercado interno e internacional.

Contexto China

El⁵ Partido Comunista Chino (PCCh) controla los tres operadores móviles del país (China Mobile, China Telecom y China Unicom) y los ha estado “guiando” para desplegar sus redes 5G de prueba a gran escala en docenas de ciudades, incluyendo Pekín, Shanghái y Shenzhen. China Mobile afirma que sus prototipos se han convertido en la red 5G de prueba más grande del mundo.

Bajo la dirección del gobierno (PCCh), las compañías chinas comenzaron a realizar investigaciones sobre el 5G en 2013 y realizaron pruebas técnicas de tecnologías relacionadas en 2016. Según Chris Lane, analista de investigación de la empresa de gestión de inversiones Sanford C. Bernstein, “Los operadores chinos ven su trabajo como una implementación de la política del Gobierno, mientras que la mayoría de las compañías de telecomunicaciones globales intentan equilibrar los factores competitivos, por lo que, lógicamente, invertirán a un ritmo más lento “.

Es evidente que este enfoque “top-down” tiene indudables ventajas en cuanto a la capacidad de ejecución, pero no tanto en lo relativo al fomento de la innovación, algo fundamental en el sector de las telecomunicaciones. De hecho, las denuncias por espionaje y violación de propiedad intelectual han sido reiteradas por varios países y empresas en las últimas dos décadas.

A nivel de relaciones internacionales, lo ocurrido en Tiananmen en mayo 1989, su posterior aislamiento internacional y las decisiones aperturistas que siguieron años después muestran una coherencia en el desarrollo de una planificación a 30 años que resulta casi estremecedora para un occidental y que solo puede conseguirse en completa ausencia de oposición interna. A finales de 1989, Den Xiaoping dejó la presidencia de la Comisión Militar Central y antes de abandonarla redactó sus últimas instrucciones al PCCh y a Jiang Zeming, su sucesor, en 24 caracteres:

“Observemos atentamente; aseguremos nuestro puesto; enfrentémonos a las cuestiones; disimulemos nuestra capacidad y aguardemos la oportunidad; intentemos pasar desapercibidos, y no reivindiquemos nunca el liderazgo”.

Añadió una explicación adicional de 12 caracteres reservada a la cúpula comunista:

“Las tropas enemigas están al pie de la muralla. Son más fuertes que nosotros. Tendremos que situarnos básicamente a la defensiva”.

Asumiendo su falta de know-how técnico, pero contando con su impresionante capacidad de productiva, China primero favoreció su conversión en la fábrica global de las economías desarrolladas por sus bajos costes laborales, posteriormente con el incentivo del tamaño del mercado interno fue imponiendo condiciones de intercambio tecnológico cada vez más difíciles de aceptar por empresas extranjeras y finalmente, una vez adquiridos los conocimientos necesarios, pretende extender su control al resto del mundo de manera silenciosa. Una aplicación sistemática del testamento político de Deng Xiaoping.

La Cámara de Comercio europea⁹ en China valoró en 2017 el plan “China Manufacturing 2025”, que describe el objetivo del país de convertirse en un líder de fabricación global prometiendo “hacer avances en la comunicación móvil de quinta generación”, con el siguiente comentario: “En lugar de seguir adelante con las reformas progresivas basadas en el mercado anunciadas en el Tercer Pleno en 2013, los planificadores estatales lamentablemente están recurriendo al antiguo enfoque de la toma de decisiones top-down”, dijo el Presidente de la Cámara Europea, Jörg Wuttke. “Esto plantea serios problemas, no solo para las empresas europeas sino también para gran parte del sector privado de China y la economía en general”.

En el mismo sentido se manifiestan diferentes instituciones internacionales¹⁰, señalando que solo Corea del Norte restringe más el acceso de sus ciudadanos a Internet. Y las trabas que China pone para operar en su territorio son múltiples: las empresas tienen que plegarse a la férrea censura del gigante asiático -una de las razones que Google adujo para justificar su salida del país en 2010-, deben guardar los datos de sus usuarios en servidores chinos -algo que provocó polémica cuando lo hizo Apple-, y colaborar con las autoridades si los requieren.

Huawei y ZTE

Las tensiones de EE. UU. con Huawei y ZTE se iniciaron en la administración Obama¹¹, a finales de 2011, cuando se desató la batalla contra “el ciberespionaje chino” y, tras abrir una investigación en el Congreso, concluyó que tanto Huawei como ZTE suponían “una amenaza para la seguridad nacional” y, por esta razón, no podían suministrar redes a las operadoras del país como AT&T o Verizon.

En esa investigación¹² afirmaban que Huawei había robado secretos comerciales y cometido fraude, y que tanto Huawei como ZTE tenían vínculos con el PCCh y su ejército. En 2009, el Comité de Inteligencia Conjunta del Gobierno Británico también calificó a Huawei como “una potencial amenaza para la seguridad nacional” aunque posteriormente se le permitió acceder a su mercado aunque de manera limitada.

Curiosamente, el nombre de Huawei en chino es un juego de palabras que significa “defensa de China”, no es ningún secreto que, su presidente y CEO es miembro del PCCh y su nuevo sistema operativo en el caso de que Google dejara de suministrar Android es HongMeng OS que significa “sueño en rojo”.

De hecho, un estudio²⁰ reciente de Christopher Balding, profesor asociado de la Universidad Fulbright de Vietnam, realizado con el centro de estudios Henry Jackson Society, con sede en Reino Unido, analizó una base de datos de currículums filtrados y descubrió que unos cien empleados de Huawei tenían vínculos con el ejército o agencias de inteligencia de China. El estudio²¹ además concluyo que “el Estado chino y los activos de recopilación de inteligencia están ubicados en Huawei dentro de una organización sistémica diseñada para facilitar flujos de información”.

De lo anterior lo verdaderamente preocupante es, como se decía previamente, que las leyes de seguridad nacional china obligan a las empresas chinas a cooperar con el Estado cuando se les pide que así lo hagan.

La primera gran polémica¹³ de Huawei relacionada con el robo de patentes se remonta al año 2003 con Cisco, empresa de telecomunicaciones norteamericana, aunque también tuvo conflictos posteriormente, entre otros, con Motorola y Fujitsu que se resolvieron en su mayoría de forma extrajudicial.

La importancia de la ciberseguridad en el despliegue 5G

A estas alturas es evidente que Estados Unidos y China están metidos de lleno¹⁴ en una carrera para lograr la supremacía tecnológica: la prevalencia de las tecnologías y sistemas otorga a aquel que logra esa posición una ventaja competitiva indudable a la hora de poder imponer sus intereses geopolíticos, económicos, comerciales o incluso culturales.

Es lógico asumir que con un volumen de equipos conectados muy superior al actual aumentará exponencialmente el riesgo de ciberataques y sus potenciales impactos. De hecho, estas disputas geopolíticas se refieren sobre todo a la posibilidad de que fabricantes chinos introduzcan en sus productos dispositivos que permitan el envío de información de forma encubierta o que, sencillamente, puedan escapar al control del operador de esos equipos poniendo en peligro la seguridad, integridad o confidencialidad de los sistemas.

Noticias como el hallazgo por Vodafone de puertas traseras en los routers de Huawei¹⁵ o que, durante dos horas, el tráfico de dispositivos móviles en Europa fuera desviado mediante sistemas controlados por China Telecom¹⁶ pudieran ser parte de la batalla en los medios, pero, teniendo en cuenta el histórico de los últimos veinte años nos deberían poner en alerta sobre los potenciales riesgos a los que nos enfrentamos.

Número de países que consideran imponer restricciones en infraestructuras críticas de telecomunicaciones.

Es incluso posible que esta situación dé paso a dos esferas de influencia¹⁷ de tecnología separadas, políticamente divididas y potencialmente no interoperables: una liderada por los Estados Unidos y respaldada por tecnología desarrollada en Silicon Valley y otra liderado por China y apoyada por su grupo de compañías de telecomunicaciones.

Conclusión

Tradicionalmente España ha sido uno de los defensores de los intereses chinos dentro de la UE¹⁸. Tras Tiananmen, España, que presidía la UE durante los sucesos, mostró una posición más de consenso que las de otros países europeos y en 2010, durante el semestre de presidencia española, lideró la iniciativa del levantamiento del embargo a la venta de armas a China. Por supuesto, como en el caso de muchos otros países, tras años de acuerdos conjuntos las exportaciones chinas en 2016 fueron un 275% mayores que las exportaciones españolas dirigidas hacia China.

La problemática en esta situación es que aplican cuestiones no solo tecnológicas. Es un hecho que las exigencias de los mercados en materia de Responsabilidad Social Corporativa y Sostenibilidad, tal y como demuestran los índices de sostenibilidad Dow Jones (DJSI) o FTSE4Good, son una tendencia creciente que responde a la necesidad de incorporar estas cuestiones en la valoración de futuras inversiones en empresas.

Es poco discutible la influencia del PCCh en las empresas chinas incluidas Huawei y ZTE y tampoco es cuestionable la sistemática falta de respeto por los derechos humanos que el PCCh ha demostrado a lo largo de la historia. Son continuas las manifestaciones de distintos organismos internacionales al respecto como el pasado 10 de julio en el que más de 20 países firmaron en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas una carta conjunta en la que criticaban el tratamiento que el Gobierno chino da al grupo étnico Uigur (de religión musulmana) en la región de Xinjiang²². Estas cuestiones deberían implicar no solo la no pertenencia a estos índices de sostenibilidad sino una reconsideración por parte de la comunidad inversora de hasta qué punto realmente la Responsabilidad Social Corporativa es un valor primordial a la hora de invertir o si solo aplica a aquellos mercados que sí actúan con principios democráticos.

Adicionalmente, por muy atractiva que sea la posibilidad de entrar en un mercado tan grande como el chino, la realidad es que las promesas de apertura no se han cumplido manteniéndose una permanente asimetría entre las condiciones para invertir de las empresas chinas en mercados extranjeros y las condiciones de las empresas extranjeras para invertir en China. Por mucho que se esté acostumbrado desde hace décadas, es esperable que haya países que no estén dispuestos a mantener una situación que podría definirse como de fraude y engaño sistemático. De hecho, lo sorprendente es que la comunidad internacional no se haya movilizado para frenar semejante fraude a gran escala perpetrado a lo largo de 30 años.

Por otro lado, no siempre ser el primero implica una gran ventaja competitiva como ya demostró el desarrollo del ferrocarril en España y el impacto económico de no ser de los primeros en desplegar por completo el 5G debería compararse con el impacto de un despliegue con tecnología insegura y/o no suficientemente testada. La sola posibilidad de que empresas controladas por un Gobierno que no pretende seguir las mismas reglas que el resto y con una tecnología diseñada para el control social debería abrir inmediatamente un debate nacional serio al respecto porque lo barato puede salir muy caro.

Es más, desde un punto de vista holístico, la conectividad no significa nada sin un propósito. Conectar muchos equipos, que es lo que principalmente se pretende con el despliegue de las redes 5G, debería tener una “hoja de ruta” o una estrategia más allá de la pura conectividad. Por qué y para qué queremos que se conecten es esencial y, si algo nos han dejado claro los distintos despliegues que se están realizando en China, es que se prima el control y la vigilancia de la población. Pretender conectar todos nuestros equipos con tecnología china y pensar que no vamos a tener riesgos de que nuestros sistemas sean intervenidos a distancia por el PCCh es realmente tan irracional como meter a un zorro a cuidar del gallinero.

Por las implicaciones del 5G, España debería salir de su neutralidad, seguir el ejemplo de Australia¹⁹ y considerar que las empresas sujetas a extraterritorialidad judicial por parte de un gobierno extranjero quedan incapacitadas para satisfacer los estándares de seguridad exigibles para suministrar tecnología destinada al desarrollo de redes 5G e impidiendo, por lo tanto, la entrada de equipos de fabricación china. En caso contrario podríamos encontrarnos con el mayor caballo de Troya de la historia.

Referencias: